La Masonería colombiana (1840-1900): la retirada estratégica de un poder en disputa

Introducción: el apogeo y el asedio
El período comprendido entre 1840 y 1900 representa para la Masonería colombiana la dramática transición de la cúspide del poder a la casi claudicación pública. Tras la disolución de la Gran Colombia, la Orden dejó de ser una sociedad clandestina de independentistas para convertirse en el sostenimiento estructural e ideológico del Partido Liberal en el poder. Sin embargo, este protagonismo la colocó en el centro de la mira de una fuerza que se articulaba con igual potencia: la alianza entre el Partido Conservador y la Iglesia Católica, que culminaría en la Hegemonía Conservadora. Este siglo no fue de dominio, sino de una lucha feroz por conservar un espacio de influencia en la construcción de la nación.

La era radical: La Masonería como instrumento de Estado (1849-1880)
Durante la era del liberalismo radical, la Masonería operó como una red paralela de gobierno. Presidentes como Tomás Cipriano de Mosquera, José Hilario López y Eustorgio Salgar, todos masones, utilizaron las logias para cohesionar su base de apoyo, diseñar políticas y colocar a hermanos en posiciones claves de la administración, el ejército y la judicatura. Las grandes reformas anticlericales —la desamortización de bienes de manos muertas, la libertad de cultos, el matrimonio civil y la educación laica— fueron gestadas, discutidas y promulgadas desde este taller político. La logia era el lugar donde el proyecto de Estado laico y federal se hacía carne.

La contramovilización ideológica: el conservatismo como cruzada
Frente a este avance, la reacción conservadora fue brutal en el plano discursivo. Liderados por intelectuales y clérigos como Mariano Ospina Rodríguez y José Ignacio de Márquez, el conservadurismo granadino articuló un relato donde la Masonería era el arquetipo de todas las amenazas: era a la vez extranjerizante, anticatólica, revolucionaria y enemiga del orden natural. Esta "leyenda negra" no era un mero debate teológico; era una eficaz herramienta de movilización política que unía a la aristocracia terrateniente, al bajo clero y a las masas rurales católicas bajo una misma bandera identitaria contra un enemigo común y visible.

Las guerras civiles: el conflicto armado como extensión de la pugna
La lucha entre estos dos proyectos de nación no se contuvo en las Cámaras legislativas o las logias. Estalló en una serie de guerras civiles donde la retórica antimasónica fue un combustible propagandístico. En conflictos como la Guerra de los Supremos (1839-1841) y posteriormente en la Guerra de 1876, la disputa por el control del Estado y la definición de su carácter confesional o laico fue central. Los generales conservadores presentaban su lucha como una cruzada para salvar a la patria de la "impiedad" masónica, mientras que los líderes liberales veían en las logias una estructura de lealtad y coordinación para su defensa.

El viraje de Núñez y el golpe de la Regeneración
La figura de Rafael Núñez, un antiguo liberal y masón, marcó el punto de inflexión. Su famosa proclamación en 1885 —"¡La Constitución de Rionegro ha dejado de existir!"— simbolizó la capitulación del proyecto político masónico-liberal. Núñez, aliado con los conservadores, impulsó el movimiento de La Regeneración, que era, en esencia, una contrarrevolución cultural y política. Su lema, "Regeneración o Catástrofe", dejaba claro que asociaba el modelo liberal anterior con el desastre y proponía un nuevo orden centralista y confesional.

La Constitución de 1886: la derrota institucional
La nueva Carta Magna de 1886 fue el acta de defunción de la influencia masónica en el aparato estatal. Al establecer que "La Religión Católica, Apostólica, Romana, es la de la Nación" y entregar la educación a la Iglesia, el Estado se volvió constitucionalmente hostil a los principios fundamentales de la Masonería: la libertad de conciencia y la laicidad. La Orden pasó de ser un centro de poder a ser una sociedad proscrita, cuyos miembros eran excluidos de los cargos públicos y estigmatizados socialmente.

La Hegemonía Conservadora y la clandestinidad (1886-1900)
Con el triunfo del proyecto regenerador, se inició la llamada Hegemonía Conservadora. Para la Masonería, estos años significaron el exilio interior. Las logias fueron clausuradas, perseguidas o forzadas a una clandestinidad profunda. Su actividad pública desapareció y su membresía se redujo drásticamente. El poder que durante décadas había ejercido desde palacio de gobierno, ahora tenía que ejercerse desde la sombra, si es que se ejercía en absoluto. La lucha ya no era por dirigir el Estado, sino por sobrevivir como institución.

La resistencia en las ideas: prensa y educación
Ante la imposibilidad de actuar en la política directa, los masones más ilustrados replegaron su lucha al terreno de las ideas. A través de periódicos liberales, panfletos y círculos intelectuales, mantuvieron viva la llama del librepensamiento, la crítica al régimen confesional y la defensa de la educación científica. Esta resistencia cultural, aunque marginal, fue crucial para mantener un espacio de disidencia que permitiría el resurgimiento liberal en el siglo XX.

Conclusión: de arquitectos del estado a disidentes
El siglo XIX cerró para la Masonería colombiana con un balance amargo. Había pasado de ser el taller donde se forjaron las leyes e instituciones de la república liberal, a ser una sociedad secreta acosada, convertida en el chivo expiatorio de todos los males nacionales por el discurso hegemónico. Su lucha por conservar el poder fue una retirada en toda regla, una derrota estratégica frente a una alianza que supo movilizar mejor los resortes culturales y religiosos de la población. La escuadra y el compás fueron simbólicamente derrotados por la cruz y el hisopo.

Legado: la cicatriz de una guerra cultural
Esta lucha no fue en vano. Grabó a fuego en el alma del liberalismo colombiano un anticlericalismo visceral y una defensa de las libertades individuales como bandera de identidad. La polarización entre un proyecto de nación laico y uno confesional, que la Masonería encarnó en el siglo XIX, se convirtió en una de las fracturas fundacionales de Colombia, una cicatriz que sigue marcando, hasta el día de hoy, los debates políticos y sociales más profundos del país.

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Bibliografía: la Masonería en Colombia (1840-1900)

Fuentes primarias y estudios específicos:

  1. Bushnell, David. (1996). El Régimen de Santander en la Gran Colombia. Universidad Nacional de Colombia.

    • Aporta: La base para entender la formación de las redes políticas y clientelistas del liberalismo decimonónico, donde las logias comenzaron a funcionar como una estructura de poder paralela. Es fundamental para comprender los orígenes de la "masonería santanderista".

  2. De la Vega, Ricardo. (2008). La Masonería en la historia de Colombia. Editorial Kinesis.

    • Aporta: Una recopilación exhaustiva de datos, nombres de logias y personajes clave. Aunque es una obra interna, proporciona la evidencia concreta de la presencia masónica en los más altos cargos del Estado durante el siglo XIX.

  3. Tovar Pinzón, Hermes. (1994). "La masonería en Colombia durante el siglo XIX: De sociedad secreta a grupo de presión". En: Análisis Político, No. 23.

    • Aporta: El marco teórico perfecto para el ensayo. Explica claramente la transición de la masonería de herramienta conspirativa a grupo de presión y su posterior declive con la Regeneración.

  4. Pemberty Ardila, Luz Stella. (2007). *"La masonería en la Costa Caribe neogranadina: 1833-1880"*. En: Historia Caribe, Vol. II, No. 12.

    • Aporta: Un estudio de caso regional que demuestra de manera empírica cómo las logias operaban como centros de sociabilidad política liberal, lejos del esoterismo, y cómo esta influencia se fue articulando a nivel nacional.

Sobre el conflicto ideológico y la reacción conservadora:

  1. Cortés Guerrero, José David. (2002). "La Regeneración: una revolución católica". En: Credencial Historia, No. 152.

    • Aporta: La definición más clara y concisa del proyecto de La Regeneración como una contrarrevolución cultural y religiosa destinada a erradicar explícitamente la herencia liberal y masónica del Estado.

  2. Martín, Luis. (2008). La Masonería en la América Española (Siglos XVIII-XX). Fondo de Cultura Económica.

    • Aporta: Una perspectiva comparada que sitúa el caso colombiano dentro del patrón continental. Muestra cómo la lucha contra la masonería fue un elemento unificador para las elites conservadoras y la Iglesia en toda Latinoamérica.

  3. Pombo, Manuel Antonio y Guerra, José Joaquín. (1986). Constituciones de Colombia. (Edición facsimilar). Banco de la República.

    • Aporta: La fuente primaria por excelencia. La comparación directa entre el texto laico y federal de la Constitución de 1863 (de Rionegro) y el texto confesional y centralista de la Constitución de 1886 es la evidencia documental irrefutable de la derrota del proyecto político masónico-liberal.

Para Contextualizar las guerras civiles y la Hegemonía conservadora:

  1. Delpar, Helen. (1994). *Red Against Blue: The Liberal Party in Colombian Politics, 1863 - 1899*. University of Alabama Press.

    • Aporta: Un análisis profundo de la internalidad del Partido Liberal, sus divisiones y sus estrategias durante su época en el poder y su caída. Ayuda a entender el papel de las logias como un mecanismo de cohesión (y a veces de división) dentro del liberalismo.

  2. Safford, Frank & Palacios, Marco. (2002). Colombia: país fragmentado, sociedad dividida. Editorial Norma.

    • Aporta: El contexto socioeconómico y político general indispensable. Explica las bases del conflicto partidista, el rol de las elites regionales y la profunda grieta cultural que hizo posible el ascenso del proyecto regenerador y la consecuente Hegemonía Conservadora.

  3. Jaramillo Uribe, Jaime. (2001). "El proceso de la educación del virreinato hasta la época contemporánea". En: El pensamiento colombiano en el Siglo XIX. Editorial Planeta.

    • Aporta: El análisis del crucial debate sobre la educación, uno de los principales campos de batalla entre liberales (que promovían la educación laica) y conservadores (que defendían el control eclesiástico). La masonería fue un actor central en este debate durante el Olimpo Radical.

Sobre la resistencia intelectual y la prensa:

  1. Ortega, Francisco A. (2008). "Cultura y política en el siglo XIX: prensa, fiestas y educación". En: Manual de Historia de Colombia. Vol. II. Universidad Nacional.

    • Aporta: Un estudio sobre los espacios de disidencia y la creación de una esfera pública. Muestra cómo, una vez excluidos del poder estatal, liberales y masones utilizaron la prensa y los círculos intelectuales para mantener viva su oposición al régimen conservador.