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El laberinto de los 90 Grados: origen y desarrollo del Rito de Mizraim (Mïsraim)

Introducción: La construcción de una catedral iniciática

Si el Rito de Menfis fue un intento de retorno a una simplicidad primigenia y faraónica, el Rito de Mizraim representa la ambición opuesta y complementaria: la de construir una catedral conceptual de altísima complejidad, un sistema iniciático que pretendía abarcar, en su estructura jerárquica, la totalidad del conocimiento esotérico de Occidente. Su nombre mismo —"Mizraim" es la transliteración hebrea de "Egipto"— anuncia un proyecto sincretista donde la tradición egipcia no es el destino, sino una piedra angular entre otras muchas en un edificio monumental.

Los Cimientos: entre Cagliostro y el sincretismo revolucionario (finales del s. XVIII)

Los orígenes de Mizraim son más nebulosos y disputados que los de Menfis, arraigados en el fermento ocultista y político de la Europa de finales del siglo XVIII. 

La semilla de Cagliostro: la figura del enigmático Conde de Cagliostro (Giuseppe Balsamo) es ineludible. Su "Rito de la Alta Masonería Egipcia", fundado hacia 1780, aunque de sólo tres grados, estableció un precedente crucial: la creación de un ritual masónico explícitamente hermético-egipcio, con un fuerte componente alquímico y teúrgico. Cagliostro proclamaba restaurar la "masonería primitiva" de los faraones, pero su sistema era, en realidad, una síntesis personalísima. Su influencia, más que en una estructura, se filtró en la atmósfera espiritual que alimentaría a Mizraim: la de un Egipto visto como depósito de una magia operativa poderosa. 

El contexto de los altos grados: Mizraim nace en el ecosistema ya exuberante de los "altos grados" masónicos del siglo XVIII. El Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el sistema de la Estricta Observancia Templaria, y diversas órdenes de caballería masónica, habían creado un apetito por la jerarquía, la distinción y la promesa de secretos cada vez más profundos. Mizraim sería la culminación de esta tendencia, llevando el número de grados a su extremo: 90.

II. La estructuración: los hermanos Bédarride y el sistema de los 90 Grados (c. 1810-1815)

La cristalización del Rito de Mizraim como un sistema estructurado de 90 grados se atribuye generalmente a los hermanos Bédarride (Marc, Michel y Joseph), alrededor de 1813-1815, entre Italia y Francia.

Su genio (o su astucia) consistió en sintetizar y secuenciar una cantidad descomunal de material esotérico preexistente:

  • Grados masónicos simbólicos y escoceses: los primeros grados recreaban y extendían los grados azules y escoceses.

  • Templarismo y caballería mística: numerosos grados dedicados a órdenes de caballería, reales o míticas, con fuerte influencia del mito templario.

  • Cábala cristiana: la influencia cabalística, especialmente en su vertiente cristianizada (a través de nombres divinos hebreos, el Árbol de la Vida, etc.), es un componente fundamental que distingue a Mizraim de la búsqueda de pureza egipcia de Menfis.

  • Hermetismo y alquimia: el sustrato egipcio-hermético, heredado de la estela de Cagliostro, permeaba todo, pero como una capa más en el palimpsesto, no como el centro único.

El resultado fue un laberinto iniciático. Los 90 grados se organizaban en cuatro series: simbólica, filosófica, mística y cabalística. El iniciado, en teoría, recorría un camino que iba de la construcción del templo personal (egipcio) al desciframiento de los misterios del universo (cabalístico), pasando por la caballería espiritual y la magia ceremonial.

III. Desarrollo y tribulaciones: un Rito perseguido y disperso (s. XIX)

Mizraim nunca tuvo la expansión pacífica de Menfis. Desde el principio, se vio envuelto en polémicas y persecuciones.

  1. Carácter revolucionario: sus vínculos con el carbonarismo italiano y con círculos republicanos hicieron que fuera visto con recelo por las autoridades monárquicas de la Restauración. Fue prohibido en Francia en varios periodos.

  2. Complejidad y elitismo: su propia estructura mastodóntica era un obstáculo. Mantener la coherencia ritual y doctrinal a través de 90 grados era una tarea ciclópea, lo que llevaba a la fragmentación y a que muchos grados cayeran en desuso o se volvieran puramente administrativos.

  3. Transmisión a través de figuras clave: a pesar de las dificultades, el Rito se transmitió gracias a personalidades dedicadas. Antes de la unificación con Menfis, figuras como Gabriel-Mathieu Marconis de Nègre (padre del fundador de Menfis), Joly y Lechangeur en Francia, fueron eslabones cruciales que mantuvieron viva la llama de esta compleja tradición.

IV. La revalorización del siglo XX: Robert Ambelain y la recuperación de la esencia

Aquí, de nuevo, la figura de Robert Ambelain es decisiva para entender la supervivencia y evolución del legado de Mizraim en el siglo XX. Ambelain no se limitó a heredar un sistema; lo estudió, depuró y recontextualizó a la luz de su vasta erudición.

Su aporte a la tradición mizraimita (ya fusionada con Menfis) puede resumirse en:

  1. Discernimiento histórico: Ambelain separó el grano de la paja en los 90 grados. Reconoció la heterogeneidad de sus fuentes (egipcias, cabalísticas, templarias) pero buscó restituir la coherencia interna de cada bloque, entendiendo la progresión no como un acumular títulos, sino como un mapa de estados de consciencia.

  2. Reafirmación del sustrato egipcio-hermético: frente a la deriva puramente cabalística o fantástica que algunos grados podían tener, Ambelain requilibró la balanza, reafirmando que el sustrato hermético y egipcio (el de Thot-Hermes) era la columna vertebral filosófica que debía dar sentido al conjunto. Para él, la cábala en Mizraim era un lenguaje de poder y estructura, no el origen de la revelación, que seguía estando en el Nilo.

  3. Integración en la síntesis unificada: Ambelain comprendió que la verdadera fuerza del Rito Antiguo y Primitivo de Menfis-Mizraim unificado residía en aprovechar lo mejor de ambas herencias. De Mizraim, tomaba la profundidad cosmológica, la estructura jerárquica de altos grados y el lenguaje simbólico complejo (incluida la cábala como herramienta, no como dogma). Esta herencia, filtrada por su criterio, enriqueció enormemente el sistema unificado, ofreciendo a los iniciados capaces un camino de estudio y realización de una amplitud extraordinaria.

Conclusión: Mizraim, el archivo de los misterios de occidente

El Rito de Mizraim representa la tentación enciclopédica del esoterismo occidental: la de querer contener, en un solo sistema, todas las claves, todas las tradiciones, todos los senderos. Si en su origen esto pudo derivar en una acumulación caótica, en su evolución y, sobre todo, en su filtración a través del genio sintético de Robert Ambelain, se transformó en algo más valioso.

Mizraim nos legó, dentro de la tradición unificada, la dimensión de la profundidad abismal. Nos recordó que el viaje iniciático no es sólo un retorno a la simplicidad del origen (Menfis), sino también una navegación consciente por la complejidad del cosmos y del alma, utilizando todos los mapas simbólicos que la humanidad ha creado: el egipcio, el cabalístico, el alquímico, el caballeresco. Es la herencia que justifica los altos grados, no como vanos títulos, sino como etapas de un itinerario espiritual total, que la Federación de Grandes Logias Regulares de Menfis-Mizraim custodia y enseña a recorrer con rigor y discernimiento. Mizraim es, en definitiva, el archivo sagrado del que nuestro Rito extrae las herramientas para la Gran Obra más ambiciosa.