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en-us- Más allá del compás y la escuadra: el Libro de los Muertos como primer ritual de apertura y cierre

11/13/2025

El papiro eterno.

Antes de que existieran los rituales masónicos encuadernados en cuero, antes de que se trazara el primer cuadro de logia, los sacerdotes egipcios ya habían escrito el guión definitivo del viaje del alma. El Libro de la Salida al Día, mal llamado Libro de los Muertos, no era un obituario ni un pasaporte para el más allá. Era un grimorio de Instrucciones para que la conciencia, despojada de su cuerpo físico, navegara por los estados intermedios de la existencia y superara las pruebas para alcanzar la Luz Imperecedera. Es, en esencia, el primer ritual de apertura y cierre de trabajos en el Taller de la Eternidad

Contrario a la visión popular, estos textos no se escribían para ser leídos después de la muerte, sino para ser estudiados, memorizados y vividos por el iniciado en vida. Cada capítulo o "fórmula" era una herramienta para un desafío específico. Aprenderlas era como un masón aprendiendo sus signos, toques y palabras: una preparación para el momento crucial del tránsito. La "muerte" que trataban no era sólo la biológica, sino la muerte simbólica del ego, el descenso a la C. de RRefl. que todo buscador debe experimentar.

La conexión con la Masonería salta a la vista del ojo entrenado. El viaje del difunto en el Libro, guiado por Anubis, a través de las salas de la Duat, enfrentándose a genios y declamando sus defensas, es el prototipo del viaje del candidato en la Iniciación masónica. Las "Confesiones Negativas" ante los 42 jueces no son una lista de pecados, sino una afirmación de la pureza alcanzada: "No he robado, no he matado, no he sido hipócrita...". Es el antecedente directo del examen de conciencia que todo masón debe realizar antes de cruzar la puerta del taller.

El pesaje del corazón y la pluma de Ma´at
El juicio central del Libro es el pesaje del corazón (Ib) contra la pluma de Ma´at (la verdad, la justicia cósmica). Este acto no era un castigo, sino una verificación de la alineación. El corazón, sede de la conciencia y la memoria, debía ser ligero, libre de la pesadez del error y la mala acción. Thoth, el dios de la sabiduría, anotaba el resultado, y Anubis ajustaba la balanza. Este ritual es la dramaturgia perfecta del ideal masónico: la búsqueda de un "corazón recto y perfecto", equilibrado con las leyes del universo.

El ara de los juramentos como balanza de Ma´at
En nuestra Logia, el momento del juramento sobre el Volumen de la Ley Sagrada es nuestro "pesaje del corazón". El compás y la escuadra sobre el ara son nuestra pluma de Ma´at y nuestro fiel. No juramos ante un dios vengativo, sino ante la Ley Cósmica que nosotros mismos hemos reconocido como soberana. El V. M. que preside el acto ejerce, en ese instante, la función de Thoth y Anubis: es el guardián del ritual y el verificador de la intención pura. Es un juicio simbólico que nos prepara para el juicio real de nuestra propia conciencia.

Así como el difunto egipcio encontraba genios guardianes y deidades temibles en la Duat a las que debía vencer con una palabra de poder (un hekau), el masón en su camino se enfrenta a los "rufianes" que asesinaron al Maestro: la ignorancia, el fanatismo y la ambición desmedida. Estos no son personajes externos, sino las fuerzas interiores que nos impiden alcanzar la Maestría. La "palabra" que los vence no es un sonido, sino el conocimiento aplicado, la tolerancia y la templanza que se desarrollan con el trabajo en la Logia.

La Salida al Día en el Mundo Profano
El objetivo final del Libro era la "Salida al Día", la liberación del ciclo de material y la unión con la luz de Ra. Traducido a términos masónicos, este es el objetivo de la Iniciación: salir de la oscuridad de la ignorancia (la muerte del hombre antiguo) y "nacer al día" de la consciencia despierta (el hombre nuevo). Y este no es un evento post-mortem, sino una realidad que debe manifestarse aquí y ahora. El masón que ha integrado las lecciones debe ser un "hombre de día" en el mundo profano, irradiando la luz de la razón y la moral en su vida cotidiana.

El ritual como mapa de la consciencia

Tanto el Libro de los Muertos como el ritual masónico son, en su esencia más pura, mapas. Mapas de la geografía de la conciencia, que guían al peregrino a través de sus propios territorios interiores oscuros (la Duat, la Cámara de Reflexiones) hacia las regiones iluminadas de su propio Oriente. No describen un viaje físico, sino una topografía del alma. Estudiar el uno ilumina profundamente el otro, revelando una Tradición perenne que afirma que el ser humano puede, mediante el conocimiento de sí mismo y la alineación con la Ley, transcender su condición mortal y fundirse con lo Eterno.